lunes, 21 de octubre de 2013

La vida junto al río Nilo

El río Nilo (النيل en árabe) es el mayor río de África y ha sido considerado hasta recientemente el río más largo del mundo;1 sin embargo, estudios recientes de 2007 y 2008 han redefinido el nacimiento del río Amazonas en el sur del Perú en lugar del norte, haciendo a éste el río más largo del mundo.2 3
La fuente más lejana del lago Victoria es el río Kagera, localizado al noroeste de Tanzania: si se considera éste como fuente del Nilo, su nacimiento sería el curso de agua más largo de los que desembocan en el Mediterráneo, siendo el Nilo-Kagera el segundo río más largo del mundo, con una longitud de 6.756 kilómetros.4
El Nilo tomó su actual configuración al final de la Era Terciaria. Está ubicado al nordeste del continente. Nace en Burundi y tiene dos afluentes principales: el Nilo Blanco y el Nilo Azul. El primero atraviesa los Grandes Lagos de África, teniendo su fuente más distante en Ruanda, y fluye hacia el norte por Tanzania, el lago Victoria, Uganda, Sudán del Sur y Sudán, mientras que el Nilo Azul comienza en el lago Tana, en Etiopía, y fluye a lo largo del sudeste de Sudán. Ambos se encuentran cerca de la capital sudanesa, Jartum.
La parte del norte del río fluye casi completamente por el desierto, entre Sudán y Egipto, una zona cuya civilización ha dependido del río desde hace milenios. La mayor parte de la población de Egipto y todas sus ciudades –a excepción de las del delta del Nilo y los oasis–, se encuentran a lo largo del valle del Nilo, al norte de Asuán, y la mayoría de los lugares de interés cultural e histórico se hallan a lo largo de las riberas del río. La desembocadura del río conforma el delta del Nilo, que desemboca en el mar Mediterráneo.

Aqui podemos observar como el pueblo se coloca cerca del rio nilo.



Vestido y alimentación

Por otra parte, exponerse al sol sin nada que cubra el cuerpo es también perjudicial. En realidad, la ropa que se ha encontrado intacta de época faraónica se parece mucho a las galabiyas, las túnicas que todavía hoy se ven en las zonas rurales de Egipto; sabemos, además, que los egipcios utilizaban otras prendas de más abrigo confeccionadas con lana de oveja. Lo cierto es que son pocas las telas de esas características que se han encontrado, pero las fibras de lana aparecen por doquier en las zonas de habitación y nos confirman que en el valle del Nilo había que abrigarse en ocasiones. Sobre todo porque la ausencia de combustible hacía que la calefacción y las hogueras fueran algo escaso en los hogares más allá de la cocina, que por lo general se situaba fuera de las casas.

Precisamente, la alimentación es otra de las cosas que no aparece reflejada tal cual era en la decoración de las tumbas. En la capilla funeraria siempre vemos al difunto frente a una mesa de ofrendas bien surtida, repleta de alimentos variados –panes, vino, cerveza, carne de bóvido, dulces, vegetales, aves, hortalizas– destinados a alimentar su ka o esencia vital en el Más Allá. Pero este tipo de alimentación era privilegio de unos pocos; el egipcio de a pie se alimentaba a diario de cerveza (una especie de gachas con muy poco contenido alcohólico), pan y verduras.

Exceptuando a la clase alta y los trabajadores del faraón que realizaban tareas pesadas, que recibían un suplemento de proteínas, la inmensa mayoría de los egipcios se encontraba siempre al borde de la inanición. La gente común sólo consumía proteínas animales en cierta cantidad con ocasión de celebraciones especiales, como la fiesta de un dios, cuando las ofrendas eran repartidas entre el pueblo. Los grandes rebaños de ovejas y vacas que pastaban en el valle del Nilo estaban destinados a la clase alta y a los templos; la ofrenda de carne por excelencia era la pata delantera derecha de un bóvido, la ofrenda khepesh.

Sin embargo, en los últimos años se ha comenzado a descubrir que, además de los peces y animales que podían atrapar en el Nilo y el desierto, la gente corriente contó con una fuente de proteínas que le era propia: el cerdo. Se trata de un animal que prácticamente nunca aparece representado en las tumbas, como si existiera algún tipo de tabú social hacia él y hubiera sido indigno de aparecer como alimento de la clase alta. No obstante, los arqueólogos encuentran restos de cerdos en los lugares de habitación que excavan, lo que es un claro indicio de que su consumo como fuente de proteínas no era algo excepcional.

La vida en el poblado

Tener cerdos correteando por la aldea tenía la ventaja de que al ser un animal omnívoro podía hozar entre los montones de inmundicias que se acumulaban en las calles, ayudando a mantenerlas algo más limpias. Los poblados egipcios, carentes de todo tipo de sistema de recogida de residuos y de aguas de albañal (todo lo más un arroyo en el centro de las calles de algunas ciudades), no eran precisamente los lugares más saludables del mundo para vivir. Por fortuna, una vez al año las aguas de la crecida arrastraban o enterraban toda la porquería acumulada durante los meses anteriores. El interior de las casas, relativamente oscuro, también era poco higiénico –a pesar de que casi todas las casas grandes contaban con un cuarto de baño y un retrete–, ya que estaba poco ventilado y lo infestaban todo tipo de insectos y parásitos.

Fuera de las casas la vida tampoco era sencilla, al menos si hemos de creer los documentos procedentes de Deir el-Medina, que van desde listas de la lavandería a contratos de venta, pasando por acusaciones de robo. Según los vamos leyendo, comprobamos que las relaciones personales en un espacio tan reducido como éste eran dignas de una telenovela llena de estereotipos, con un matón que imponía su ley por la fuerza, mujeres que engañaban a sus maridos, hombres que presumían de virilidad y eran abochornados por no tener hijos, violencia doméstica, pretendientes a los que la mujer de sus sueños daba calabazas..., pero también actos de bondad para con alguien necesitado. Todo ello, en un pequeño recinto de calles estrechas e insalubres en el que las miserias de unos eran de sobra conocidas por sus vecinos. Es cierto que no todos los poblados eran tan particulares como éste, pues allí vivían los encargados de excavar y decorar las tumbas del Valle de los Reyes, pero estos documentos nos han dejado una idea muy vívida de cómo podía ser la vida en el Nilo.


 
Esta imagen nos muestra la trayectoria del rio Nilo desde su nacimiento hasta su desembocadura en el mar mediterraneo.

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